A pesar de no estar preparado, Mike Krabal, un trabajador de la construcción de Virginia Occidental, partió hacia Ecuador. La vida le enseño a ponerle especial atención a la magia de los encuentros imprevistos, pues estos conducir a caminos que vale la pena descubrir. Cuando una nueva amistad le abrió la puerta a experimentar la vida como extranjero, aceptó. A través del choque cultural, las barreras del idioma y los momentos de profunda gratitud, descubrió que Ecuador es un perfecto anfitrión sudamericano para los ojos extranjeros.
